“Dónde la historia y la serenidad se encuentran entre sus calles estrechas y sus impresionantes paisajes naturales”Catí se encuentra en la comarca del Alt Maestrat, en el interior norte de Castellón, escondido entre dos valles, rodeada de paisajes montañosos y naturaleza virgen.Su núcleo antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural conserva vestigios de la pujanza que tuvo durante la Edad Media con el comercio de la lana, con casas y escudos señoriales, el conjunto de relojes de sol y el edificio de La Lonja, reconvertido en un sorprendente museo.
Uno de los lugares enigmáticos de Catí, y que más visitas atrae, es la ermita de la Mare de Déu de l’Avellà o Ermita de l’Avellà, un lugar conocido históricamente por la bondad de sus aguas. El Agua de l’Avellà surge del interior de la tierra, de un manantial, conocido y apreciado desde la antigüedad y vinculado a una leyenda. Hay constancia documental de la existencia de la fuente desde hace más 300 años. A la Ermita de l’Avellà, cuyo interior está decorado completamente con coloridas pinturas al fresco, realizadas en 1737 por el artista de Sant Mateu, Pasqual Mespletera, quien también decoró la Capilla de la Comunión de la iglesia de Catí, se la conoce como “Capilla Sixtina del Maestrat”.
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Catí está rodeado de un paisaje montañoso, agreste y grandioso que se despliega por sus alrededores entre valles, barrancos y montañas. Entre los llanos donde se ubica el centro urbano y los montes que lo rodean, encontramos campos de encinas para el cultivo de la trufa, antiguas neveras de piedra y caminos que permiten explorar su belleza espectacular, a pie, en bicicleta o a caballo.
Entre las interesantes experiencias que se pueden disfrutar en Catí, una de las más importantes y emotivas es la Rogativa a Sant Pere de Castellfort. Una peregrinación religiosa que recorre los caminos rurales y montañas que conectan Catí con Castellfort. Los vecinos de Catí se congregan en la iglesia parroquial y, portando la imagen de Sant Pere, inician la caminata hacia la ermita en Castellfort. Durante el recorrido, se rezan oraciones y cánticos religiosos, y se llevan ofrendas y promesas en agradecimiento o petición al santo.
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La gastronomía de Catí destaca por sus excelentes productos locales, especialmente por sus quesos, los turrones artesanos, los dulces típicos y el agua mineromedicinal de l’Avellà, con propiedades muy saludables. Pero sobre todo por el cultivo de la trufa negra (tuber melanosporum), dado que el clima, la altitud y la tierra del Alt Maestrat convierten a esta comarca en idónea para el cultivo de este diamante negro de la gastronomía, que llena de sabores y aromas especiales cada plato.
Catí es un pueblo rico en tradiciones, cultura y festejos populares que llenan de vida sus calles. Durante todo el año se celebran numerosos eventos con actividades de todo tipo, culturales, gastronómicas, tradicionales, y deportivas, especialmente ciclistas. Las rogativas, la muestra de la trufa negra, carreras BTT y las fiestas populares reflejan su cultura y sus maravillosas tradiciones.
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